Nadie al volante

Txema Maraví

del 1 de marzo al 14 de abril de 2022

 

 Un ex-amigo me preguntó si al crear a Mortadelo me estaba mirando al espejo
Francisco Ibáñez

 

Una invasión de robots con cara de bebé, el autorretrato con ametralladora y diablillos volando alrededor o unos baños públicos donde todo el mundo anda con la chorra al aire. Estos son los mundos que Txema Maraví retrata en Nadie al volante y que revelan una psique que parece ajustarse al título de la muestra.

    Aunque recibió una formación académica (estudió Bellas Artes en la Universidad de Cuenca) sus referentes más directos se encuentran en los historietistas de la Escuela Bruguera (Escobar, Vázquez, Ibáñez…) y la estética de los videojuegos de finales de los ochenta y principios de los noventa.

    La influencia del comic está claramente presente no solo en la caracterización de los personajes, sino también en el humor que tiñe todos los lienzos. El humor directo, burro y escatológico, con un deje naif, que bebe de Mortadelo y Filemón, en Anacleto o en Super López. 

    Por su parte, la influencia de los videojuegos es palpable no solo en los ejemplos más obvios, como es el caso de la piezas Captain Comando o Salón recreativo Carlos III, sino que se revela también en unos escenarios urbanos que podrían pertenecer al mundo de Final Fight o de Streets of Rage, en los que la ciudad, decadente aunque colorida, repleta de luces de neón y paredes graffitteadas, está poblada por maleantes que andan provocando el kaos (con k) y la destrucción.

    La caracterización minimalista de los elementos urbanos y de los personajes mismos, así como el uso de colores planos, sin degradaciones ni matices, remiten también a la simplicidad cromática y visual de aquellos primitivos universos de píxel.

    Este uso del color también es resultado de la producción previa de Maraví, que durante años a trabajado extensamente con el collage mediante papier collé. Esta reminiscencia del collage se percibe asimismo en la superposición de figuras y objetos en dos dimensiones para generar profundidad y en la aparición de elementos geométricos de color que se intercalan en las imágenes.

    La suma de todas estas referencias, influencias y estética particular resultan en un surrealismo pop (o más bien punk) en composiciones llenas de elementos diversos, detalles, personajes y microhistorias en un mundo nocturno de nostalgia noventera, con arcades, cocaína y tiroteos.

    En fin, Txema Maraví es una suerte de El Bosco punk.

 

La muestra concluye con una videoinstalación titulada La curva del siglo xxi y que se compone de una serie de poemas escritos por Maraví (y locutados por una impersonal voz de loquendo) en los que lo cotidiano se combina con imágenes surreales. Una perspectiva más (la literaria) que no permite ahondar en la singular mente del artista.

Hermanos Alquézar

 

Nadie al volante puede visitarse en
La Máquina (c/ Eterna Memòria, 2)
hasta el 14 de abril; de lunes a jueves de 10h a 19h, viernes de 10 a 15h.

 

 

Exposiciones anteriores de Amanda Alba

2005    Arteleku (Donosti). Lupa eta imana

2006    Fundación Antonio Pérez (Cuenca). 50 años pa ná

2007    Facultad de Bellas Artes (Cuenca). Tariro Tariro



Contacto: maraviartieda@gmail.com

Instagram: @txemaraví / @lacurvadelsiglo