Trabajando duro
del 19 de setiembre al 31 de octubre
Diego Cáceres

Sus rostros mostraban heridas y cicatrices similares a las de cualquier luchador callejero. La de Sepulturero estaba llena de protuberancias por los golpes que le habían dado con montones de armas diferentes; mientras que la de Ataúdes era un remiendo de cicatrices donde la piel había sido zurcida sobre las quemaduras que dejara el ácido.
Chester Himes, Llega el calor

De lunes a viernes, Diego Cáceres se levanta a las nueve de la mañana, se prepara un mate y se pone a pintar en el patio de su casa.
Bajo la mirada indiferente de su gata Cendra, trabaja durante tres o cuatro horas, a veces cinco, en las que caen algunos cigarros y un par de cervezas. Después cocina algo, come, se echa la siesta, lee un libro. A las cinco sale de casa para ir al otro trabajo, el que sirve para pagar el alquiler, la pintura y el tabaco. Ese otro trabajo, el de camarero en una cervecería, no solo le proporciona sustento, sino también un catálogo infinito de rostros que luego plasma sobre el papel, el cartón o la tela.

Diego Cáceres nació en Buenos Aires en 1977. De niño le encantaban las historietas, pero al mismo tiempo sentía una extraña atracción y fascinación por los cromos que regalaban con la revista Mundo mágico y que reproducían obras de arte históricas de Picasso, El Bosco, Man Ray, Van Gogh… Aquellas imágenes carecían de la acción y la trama de las viñetas de cómic, pero resultaban mucho más estimulantes visualmente. En la adolescencia descubrió al ilustrador Alberto Breccia (Sherlock Time, Mort Cinder) que le pareció que aunaba el mundo del cómic con las formas y propuestas estéticas más arriesgadas que había visto en los cromos. Cáceres quiso ser como él.
Ingresó en la Facultad de Bellas Artes de Bueno Aires, donde cursó cuatro cursos hasta que ya no pudo costearse el precio de la matrícula. La principal aportación de su paso por la universidad fue el contacto con otros estudiantes que, en tiempos previos a internet, era absolutamente vital para conocer nuevos referentes, artistas, músicos, pintores… Participó en diversos colectivos artísticos y en la edición de fanzines (cuando el fanzine era todavía un producto manual, artesanal). En fin, hizo lo que los estudiantes de arte deben hacer.
La técnica la aprendió realmente en la academia de Ignacio Sosa, en la que estudió tras dejar la facultad y donde se ejercitó pintando bodegones que, aunque aburridos, apreciaba como entrenamiento.
En 2001 se trasladó a España, donde creía más viable desarrollar una carrera como historietista. Apenas recién llegado a Barcelona, y gracias al contacto de un conocido común (Hernán Migoya), se presentó ante Sergi Puertas, redactor jefe del Víbora (!), y le mostró parte de su obra. A Puertas le pareció estupenda y vio en ella un material de puta madre para publicarlo en el Víbora de los ochenta. La revista había cambiado, Cáceres llegaba tarde.
Se quedó, aun así, en Barcelona y siguió trabajando, apartándose del cómic y centrándose cada vez más, de forma exclusiva, en la pintura.
En 2009 pasa a trabajar en el taller de la Nave 1 de la calle Espronceda, junto con un grupo de otros artistas de distintas nacionalidades. En los años que pasó en la Nave 1, adquirió cierta disciplina a la hora de pintar, permitiéndole desarrollar un estilo propio a través del trabajo continuo.
Cáceres no cree en la originalidad como un absoluto, para él la creación es resultado de selección y modificación, es comer y digerir. Sus pinturas, a menudo, remiten directamente a sus referentes: Picasso, Otto Dix, Antonio Berni, Jorge de la Vega, Kirchner, Guinovart, Barceló y el neoexpresionismo alemán son algunos de los más evidentes. Pero sería injustamente parcial contemplar tan solo sus influencias desde la pintura, ya que Cáceres incluye otras, sean visuales o no, que alimentan por igual su estilo y que se encuentran en el cine (Murnau, Paul Leni, Raymundo Gleyzer…) o la literatura (Valle-Inclán, Dostoyevsky, Roberto Arlt… y, especialmente, en la novela negra).
Cáceres pinta personajes, escenas e historias que se desarrollan sobre el lienzo. No trabaja con un plan determinado; cada trazo conlleva otro trazo, la pieza se construye de forma orgánica. Hay un cierto aprecio por el azar como punto de partida: algunos de sus retratos surgen de limpiar los pinceles sobre cartulina, trazos aleatorios que luego Cáceres une, completa y enriquece. Su método no consiste en trazar la línea de puntos sino en saber localizarla.
La experimentación juega, entonces, un papel importante. Aunque ya con un estilo bien definido y reconocible, forjado a través de años de trabajo, Cáceres a menudo prueba con nuevos soportes (madera, lienzo, cartulina, papel…) a menudo a través de objetos encontrados (cartelería publicitaria, mobiliario) y, hasta cierto punto, diluyendo la frontera entre pintura y escultura. Asimismo, suele incorporar en sus piezas otros materiales a modo de collage, no sólo con fotografías sino con otros elementos aleatorios como latas, chapas de botella e incluso colillas.
Detrás de estas técnicas y estos temas Cáceres establece con su obra un imaginario, principalmente urbano, sucio, decadente y abrasivo, que perpetúa la visión caótica de la ciudad de George Grosz, la atmósfera desquiciada de La calle de Karl Grüne y el ambiente hostil y violento de la novela hardboiled.

Trabajando duro es un conjunto de obras realizadas, de forma exclusiva para esta exposición, a lo largo de los tres meses de verano de 2019. La serie recoge gran parte de las constantes de la obra de Cáceres, tanto temáticas como pictóricas. Consiste principalmente en una galería de retratos en rojo, gris y negro (con algunos apuntes de color) de personajes, reales, ficticios o imaginados. También cuenta con una obra de gran formato, Conversación inverosímil entre un punk y un hipster, en la que Cáceres parece enfrentar en un experimento a dos de estos personajes para descubrir cómo interactúan.
Hermanos Alquézar

Exposiciones anteriores de Diego Cáceres
2011    Atellier Vanntarnet (Oslo) Gerli
2013    Campos Patio Thames (Buenos Aires) Expresionismo bruto (con Gutsavo Alejandro)
2013    Galería Dario Siguismondo (Barcelona) Crónicas gráficas de bares y afines
2017    Centre Cívic Baró de Viver (Barcleona) Dins del camí
2019    El Niu (Barcelona) Retratos de trinchera

Contacto Diego Cáceres: diegocaceres1977@gmail.com
Instagram Diego Cáceres: @diegoscarcaceres