La muerte de la materia
del
23 de setiembre al 4 de noviembre de 2021
Vinicius Barajas
En un mundo de plástico y ruido, quiero ser barro y silencio
Eduardo Galeano
El estilo austero y minimalista de Vinicius Barajas (São Bernardo do Campo, Brasil, 1984) no sólo tiene una intenció estética sino que va unida a una función discursiva y simbólica con la que proponer una pausa reflexiva, entre el ruido y la hiperestimulación del mundo de hoy, que nos permita contemplar aquel bosque que nos tapan los árboles. Y es que las problemáticas medioambientales que aborda la muestra La muerte de la materia, aunque evidentes y conocidas, son a menudo ignoradas y desatendidas al fundirse en el rumor general de los acontecimientos diarios.
Es por ello que la serie Materia artificial se construye en base a un objeto tan cotidiano como las bolsas de basura, a partir del cual Barajas explora las paradojas del plástico: un material ideado para ser rápidamente desechado que es a la vez extremadamente duradero (algo que nos recuerda con especial énfasis la pieza «400 años»). Asimismo, su uso diario y su omnipresencia hace que, precisamente, pase desapercibido e ignoremos su verdadero impacto, nocivo y duradero.
La serie aborda también el carácter marcadamente artificial del plástico, como el material de creación humana que más se aleja de su origen natural; a diferencia de la madera, los metales, el cristal… que, aún en su forma final tras la manipulación del hombre, contienen características que remiten a su forma primigenia. El hierro se corroe, la madera se descompone, pero el plástico permanece. Es el más «humano» de los materiales.
En dos obras sin titular, ambas collages minimalistas, pedazos de bolsa negra adoptan un aspecto líquido, viscoso, que contamina el papel blanco nos recuerdan el origen mismo del material, el petróleo.
La serie Desmata («desforestar», en castellano) reflexiona entorno a la desforestación (atendiendo
especialmente a la situación del Amazonas) como ejemplo de la acción
destructiva que el hombre hace sobre la naturaleza en todos los niveles,
partiendo del momento en el que el espacio natural (caótico, indefinido,
orgánico) se parcela geométricamente para que sea subyugado, medido y adaptado
a las formas de explotación humana. Una vez más, el ser humano artificializa,
ordena y racionaliza la naturaleza para hacerla suya y olvidando que en realidad no tan solo no le pertenece sino que es parte de ell.
El uso exclusivo de los colores blanco y negro en las obras de esta serie (realizada con carboncillo sobre papel) remite a la homogeneidad y la monocromía de los monocultivos que ocupan el espacio en el que el bosque de antaño crecía, heterogéneo y diverso. El negro, y el carbón mismo, es símbolo de esa materia muerta, quemada, consumida, irrecuperable, que no es más que el desecho de la explotación de los recursos naturales. El blanco del papel, por otra parte, representa el vacío, la tierra yerma que resulta de la desforestación, el silencio que queda tras el apso de las máquinas.
La muestra culmina con “Comida y bebida”, una instalación que reflexiona sobre el impacto de la alimentación humana, no sólo con respecto a los embalajes y utensilios que empleamos para conservar, transportar y consumir los alimentos sino también en la propia producción de los mismos.
Hermanos Alquézar
La Máquina (c/ Eterna Memòria, 2)
hasta el 4 de noviembre;
de lunes a jueves de 10h a 19h, viernes de 10 a 15h
